Una vez que el agua empezó a correr cambié de ubicación para ver si enganchaba alguna baila y con un poco de suerte algún robalito. Entre las once y las doce me llegaron muchísimas bailas, la mayoría fueron devueltas, porquer no me cabían en la nevera.
A las doce y con las bailas furiosdas tuve que recoger, ya que trabajo de tarde y hay que ducharse y comer, ya hasta el fin de semana a ver si está el día bueno.

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