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martes, 25 de agosto de 2020

Zapatillas locas

   

Nueva incursión pesquera en busca de las zapatilllas, siempre con la esperanza de sacar alguna de porte. En este caso la salida fue en torno a la bajamar que fue a las tres menos cuarto con marea corta (52º).

   De carnada cangrejos y barriletes. Los barriletes se los bebían, mientras que los cangrejos aguantaban algo más. Poco a poco fueron llegando,  todas iguales, rondando el kilo de peso. Ya para irme me llegó un buen sargo y un buen pez que al sacar la plomada del agua se despescó. La ley de Murphy, la más gorda siempre se escapa. 

     Día distraído con el agua verde y el viento que fue rolando de levante a suy de sur a poniente.


miércoles, 19 de agosto de 2020

Zapateando

    

Amaneció un día formidable, después de varias jornadas de poniente. Todo invitaba a pegarse unas horas de pesca. La marea bastante grande, 102 º, siendo la pleamar sobre las 4 y cuarto.

    Como de costumbre en este tipo de pesca iba dispuesto a pescar las horas cercanas a la repunta. Me aprovisioné de varios tipos de cangrejos, ya que los barriletes con el avance del verano cada vez son más inoperantes frente al ruame. Así que incluí en el cubo de la carnada algunas coñetas y algunos zapateros.




     Llegada sobre la 1 de la tarde con la corriente a toda máquina, intenté buscar las bailas sin éxito así que me acerqué a la zona conocida como El Puro. Allí el ruame devoraba los cangrejos, pero en una de esas me llegó una doradita kilera y poco  más. Otra picada se me fue.

    Con la plemar el agua aflojó y aproveché para dar un potalazo a zonas más profundas y sonó la flauta me llegó otra zapatilla y una hermosa dorada de más de dos kilos que dio una tremenda lucha.

    Quería haber seguido pescando la primera hora de vaciante, pero me había quedado sin carnada, así que para la próxima

sábado, 1 de agosto de 2020

Las zapatillas siempre vuelven

Nueva salida aprovechando un día formidable, una suave brisa de poniente, el agua verde, marea de 70º y una carnada infalible. Como de costumbre pescando las dos horas anteriores y posteriores a la pleamar, que fue a las dos. Aunque no se prodigaron las picadas y los cangrejos duraban poco ensartados en los anzuelos, poco a poco fueron llegando las zapatillas, todas de la misma edad, todas rondando el kilo. En total llegaron 5, la mayoría de creciente. También me llegó un sargo y un pique que fue devuelto a su medio, al igual que alguna zapatilla pequeña.
Cuando cambió la marea siguió el ruame y se espaciaron las picadas. El agua empezó a tintarse de marrón, así que sobre las tres y media, para casa a comer.
De nuevo una jornada de las que hacen afición, ya que estas zapatillas dan un juego increíble por su lucha y fiereza.